miércoles, 28 de marzo de 2012

50 segundos

El ego brillaba en la luz, y mirarlo directo mientras hablaba de su arte era imposible.
Al preguntarle algo yo miraba la alfombra, y a medida que me humillaba a mi mismo, hacia crecer su grandeza, y su brillo ocupaba cada vez mas espacio.

Nunca contesto mis preguntas.
Si las de los demas.

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