El decapitado y su caja en cuarentena se cruzan con un mercader. La ruta del polvo y la falta de todo en sepia se tragaban la materia y el tiempo, realzando el encuentro de las dos manchas negras.
-Le compro la caja.-
-Lo siento, pero buscamos el silencio.- Dijo el eco de la voz en cuarentena.
-Eh, pero eso habla!-
-Lo se, no deberia hacerlo hasta curarme, pero mi cuerpo no tiene forma de comunicarse sin mi, y esto dificulta mucho las cosas.-
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario