Volví a tener sueños |lúci|dos y sin surrealismo, escenas de ramificaciones en las que los errores no se cometieron y donde lo que vale la pena está. Donde no degollé a nadie. Donde no extraño nada.
Y me desperté superpuesto en mi vida.
Mi familia y mi casa eran una película proyectada a mi alrededor y yo, despegado medio centímetro,
todavía allá.
Todo te nombra incluso en este momento. Sin cara, sin nombre, inflándome y queriendo que reviente.
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